Sobre las vivencias de mujeres inmigrantes en España, por Planeta Ocio

Directamente a los ojos. Así es como Helena Taberna se ha propuesto mirar a las mujeres inmigrantes que ha entrevistado para Extranjeras. Y no ha decidido hablar ni de cuánto han tardado en obtener los "papeles", ni de si les alcanza para llegar a fin de mes. Taberna ha elegido conocer sus sentimientos, porque son los sentimientos los que unen a personas de todas las razas, culturas, estratos sociales y procedencias geográficas. Son esos sentimientos los que pueden actuar como nexo de unión entre el espectador y las mujeres chinas, rumanas, ecuatorianas o marroquíes que nos abren las puertas de su hogar y de su corazón en este documental.

Extranjeras descubre a esforzadas trabajadoras que han iniciado una nueva vida lejos de su país, pero que no olvidan sus raíces y tradiciones. Y conscientemente, no se fija en las mujeres llegadas de otros países cuyo nivel cultural o económico podría equipararse o superar el español. Porque busca realidades vitales que a priori puedan ser bien distintas a la nuestra. Taberna trata a sus "extranjeras" con dulzura, con cariño y así es el documental, una cálida aproximación a tantas realidades como personas dan su testimonio. Precisamente se ha reprochado a la realizadora una excesiva amabilidad en el tratamiento y elección de temas, acusándola de obviar, por ejemplo, la prostitución a la que se ven abocadas muchas de las inmigrantes ilegales. Lo cierto es que la dureza de las condiciones de vida y los obstáculos que han tenido que sortear esas mujeres están presentes en el documental, pero Taberna elude las declaraciones demasiado obvias y en ocasiones es necesario leer entre líneas o prestar atención a pequeños detalles esclarecedores.

Con todas esas mujeres, la directora consigue el collage de una inmigración, que en su opinión es la mayoritaria, y en cualquier caso sí es muy numerosa, real y más cercana a nuestro modo de vida de lo que creemos. La otra cuestión es: ¿por qué un retrato sólo de mujeres? Porque es a ellas -transmisoras por antonomasia de la tradición familiar- a las que se asocia generalmente en todas las culturas el espacio privado, que es el que buscaba descubrir Taberna. Y no sólo ha conseguido mostrárnoslo, sino que ha logrado que comprendamos que, como en nuestra vida, también existe una parte lúdica en la vida de las inmigrantes.

Lo mejor: Es una mirada sincera y sin pretensiones a la realidad de la inmigración
Lo peor: Puede que peque de cierto optimismo