Como un recorrido por el mundo, no físico, sino a través de los sentimientos, Helena Taberna pone la cámara ante una serie de mujeres que tienen mucho que contar, y lo saben hacer de forma directa, franca y emotiva. La directora de Yoyes evita el dramatismo, no busca el documental de denuncia, ni el estudio sociológico. No hurga en las heridas, ni busca la fácil compasión del público. No hay un narrador que explique contextos ni datos que conviertan esas vidas en materia de estudio científico.
Extranjeras tiene un planteamiento muy sencillo, un recorrido de una mujer a otra, cada una con una vída riquísima en emociones, para ir directamente a la esencia de esas mujeres, a su dignidad, a las ganas de conocer sus vidas sin aditivos amarillentos. Un retrato conciso, en su propia voz, de una serie de mujeres muy distintas, desde la chica iraquí que se ha acostumbrado a que en el colegio la llamen "la hija de Bin Laden", hasta la dueña de un restaurante que ha luchado mucho para sacar adelante su negocio. Mujeres abiertas, alegres, tolerantes, muy ilusionadas, con un espíritu positivo al que contribuye la luminosa fotografia. Mujeres que se hacen amigas del espectador.